El largo adiós. Un texto de Erick Vázquez

León Ferrari
13/05/2016
Crítica de arte / Curso online Node Center
20/05/2016
León Ferrari
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20/05/2016

El largo adiós. Un texto de Erick Vázquez

Te olvidare cuando las flores dejen de oler

Normalmente, por razones de pura cronología biológica, la muerte comienza a hacerse un tema de reflexión por ejercicio de repetición, es decir, cuando se ha alcanzado cierta edad: festejamos primero un montón de 15 años, después algunas graduaciones, vamos a muchas bodas y luego bautizos hasta que empezamos a contar funerales y con los dedos los que van restando. A Tahanny Lee Betancourt la muerte la ha tocado bastante joven y ella ha hecho suya esta responsabilidad haciéndole frente con la materia de su oficio. Parece extraño que siendo las artes las prácticas propias para tratar con lo personal y lo indecible y, por consecuencia, la manera ideal para hablar de la muerte, del duelo y de la pérdida, sea más bien el caso de Tahanny Lee una excepción.

Darian Leader, en una reciente investigación sobre el duelo y la melancolía, se dio a la tarea de rastrear los textos clínicos que tratasen de estos temas y al principio se preguntó porqué los estudios sobre la pérdida eran tan escasos, hasta que de pronto cayó en cuenta que, en la librería en la que se encontraba buscando, no había sino anaqueles y anaqueles de libros de poesía, de novelas nuevas y clásicas, que no hablaban de otra cosa: “Había estado semanas intrigado por la ausencia de literatura sobre mi tema de investigación y ahora estaba frente a estantes y estantes de obras que prácticamente no hablaban de otra cosa. Entonces se me ocurrió que tal vez la literatura científica sobre el duelo que había estado buscando era simplemente toda La literatura.” Comprendió, que dada la naturaleza de la palabra hablada y escrita, toda escritura es estrictamente el oficio rutilante de la pérdida. Hablando de literatura y hablando con propiedad, todas sus obras son producto de la nostalgia y la melancolía. Pero tal vez la escritura, que no puede evitar trabajar con la ruda relación de los significantes y los significados, está demasiado sujeta a la representación, y a diferencia de la práctica del arte contemporáneo no podría alejarse con suficiencia de la sombra de signos, de palabras e imágenes, de un excedente familiar. El arte contemporáneo tiene por lo menos esa suerte formal de una ambigüedad propia de la plástica, y el de Tahanny Lee es un arte bastante formal.

En el ejercicio de una larga despedida Tahanny tiene de su lado la ventaja de valerse de los reconocibles formatos del arte contemporáneo (enmarcar cosas inesperadas con pulcritud, adquirir el formato propio de una galería, valerse de imágenes de video fuera de contexto para ampliar su enigma, etc;) aunque esa ventaja se pague con el precio de la pérdida de la individualidad, de distinguirse bien poco del prójimo artista que hace una carrera en este mercado. ¿Todo artista debe tener en cuenta una posición crítica con respecto a la tradición de su oficio? Poniéndolo así suena como una tontería, pero por lo menos se debe guardar la advertencia de que el arte contemporáneo es una práctica con una tendencia domesticada que hasta cierto punto limita las posibilidades de su expresión cuando se la toma tal cual. Una falta de interés por la reflexión sobre la naturaleza del propio arte inscribe cándidamente en la estética reconocible del mercado de las artes, y por lo pronto Tahanny usa esa sintaxis formal para decir lo que quiere decir y empezar a construir su propio vocabulario, que durante seis años ha venido definiendo.

A lo largo de más de ocho piezas Tahanny ha desarrollado su lenguaje para explorar los diferentes órganos en los que respira la muerte, como el tiempo de duelo y la desaparición del cuerpo y de sus rastros en habitaciones, fotografías, palabras pronunciadas, la condición de la mirada de los otros y la exigencia de seguir viviendo. En I made them watch involucró a otros en un proceso de despedida de su vestido de funeral, el vestido fue parcialmente deshilado para extenderlo. En otra pieza, Minimum viable population at a funeral in Tristan da Cunha se recrea con hilos y pequeñas máscaras atadas a una silla el proceso de relaciones que crea la ausencia. Tahanny está muy consciente del espectáculo del duelo, sin duda un espectáculo muy extraño todo el provocado por la muerte, porque no hay nada más íntimo que la muerte, ni la amistad ni el sexo y ni siquiera el sexo por amor, y tal vez por eso el espectáculo de la muerte sólo puede resultar cruel.

Tahanny busca entre la cultura que la rodea las expresiones propias de la sociedad para lidiar con esta ambigüedad y las encuentra ridículas. En 5 Stages of Loss and Grief according to psychcentral.com, Hollywood and me, hizo dibujos de los rostros de diferentes actores famosos representando gestos de dolor. Cómo no responder con humor negro a las exigencias de la moral psiquiátrica que nos dice que debemos olvidar, que la vida sigue, que nuestros muertos así lo querrían. La elegante queja de Tahanny es más que pertinente, al trabajar su individual relación con la muerte y el duelo no ha querido evadir toda la industria de los mismos cuando se los capitaliza en términos de los deslavados rituales de funeral y entierro, que sin duda alguna pueden llegar a resultar tan absurdos como la propia muerte. Nuestras prácticas sociales de la despedida son insuficientes, ¿de qué otra forma podrían ser siendo el límite de nuestra experiencia como cuerpos? La larga despedida de Tahanny Lee, por personal que derive su alcance, de ninguna manera nos es ajena. Hace unos días llenó una habitación con flores y la selló para que nada pudiera salir ni entrar, en ese hermetismo había un hoyo en la pared por el cuál podíamos oler. Afuera había una hoja que decía: Adentro, mi mamá duerme esperando que el tiempo le relama las heridas. Con la esperanza de que las flores nunca dejen de desprender su olor.

erick velazquez Erick Vázquez: Doctorando en humanidades por el Cicahm. En el 2000 recibió una beca del Centro de Escritores de Nuevo León. En el 2002 recibió el Premio Nacional de Literatura para la Crítica de Artes Plásticas Luis Cardoza y Aragón. Ha publicado en catálogos de arte contemporáneo y en diversas revistas como Tierra Adentro, Luvina, Art Nexus, Crítica y Replicante. Columnista del periódico cultural “Pola.” En el 2009 publicó “La Naturaleza de la memoria” en el Fondo Editorial Tierra Adentro. Editor del Fanzine “El Programa” desde 2013

 

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